Mes
de la Navidad,
mes que concluye otro ciclo de la vida – o como dicen, uno más y uno menos –
mes que al concluir da paso al Año Nuevo y, por tanto, mes de promesas, votos y
propósitos para el próximo futuro. Mes de familia, regalos, intercambios,
visitas, comidas y bebidas pantagruélicas. Para algunos, mes de recogimiento
religioso y meditación. Mes de alegría, sana para unos, menos sana para otros
pero, en fin, mes de contento y caras risueñas.
Ratifico
lo dicho en el último párrafo de mi anterior escrito. Quiero estar alegre y que
nada perturbe mi alegría. Me da la real gana de estar optimista y ver la parte
bella de la vida. Sí eso le perturba a alguien, que aguante su rabia o, si le
parece más grato, que la eche al trasto de la basura. Si no sabe como, intente
seguir mi anterior consejo, muérdase un codo y si no le funciona, una oreja o
ambas.
Seguro
que sale alguno a estropearme esa sana intención que tengo y me dice que me
fije en lo que pasa en el mundo. Tendrá razón, me parece que existe una
confabulación mundial para que nadie esté contento. Pensándolo bien, en este
preciso instante se me ocurre que hay gente tan, pero tan egoísta que piensa
que solo ellos merecen estar de buen ánimo y les molesta que otros lo estén. Si
no fuera así, no se empeñarían con tanta saña en dañar a los demás. Ustedes,
queridos lectores, saben a quienes me refiero pero no los nombro porque solo
nombrarlos aumentaría mis niveles de acidez estomacal, y no quiero.
Hoy,
día 1º de Diciembre amanecí optimista, más de lo habitual. Gracias a personas
queridas tuve agradables sensaciones no más levantarme. Inclusive, casi todas
las noticias que he tenido oportunidad de conocer hasta esta hora me han
parecido plausibles; y dije casi todas porque, lógicamente, no han sido todas;
la siempre existente excepción lo han sido las internacionales.
Para
no escurrir el bulto a la realidad, tendré que hacer comparaciones a pesar que
la mayoría de las veces me resultan molestas; y eso, seguramente, porque como
un tonto me he hecho eco del refrán que dice “las comparaciones son odiosas”.
Pero,
¿cuál o cuales comparaciones haré? La noticias internacionales vs las
nacionales.
La
policía arremete contra la gente en todas partes violando descaradamente todos
los derechos. La situación económica es desastrosa y hay huelgas y protestas
por todas partes. Las amenazas de guerra, muerte y destrucción se incrementan y
da la sensación que los jinetes del Apocalipsis arremeterán muy pronto con
nuevos bríos.
Señores,
si acaso se les puede llamar así, del capitalismo y del imperialismo: los
únicos con derecho a una cena navideña, aunque sea muy frugal, no son ustedes.
Los demás también tenemos derecho.
¡Carajo, dejen al mundo en paz! Refocílense con sus riquezas mal habidas,
gócenlas, disfrútenlas, hártense de exquisiteces hasta donde sus úlceras se los
permitan pero, por Dios, ¡no jodan!
No
sigo para no embrutecerme. No lo permitiré, por ahora. Veamos ahora el otro
lado de la moneda.
Noticias
de Venezuela. La que me tiene más contento, en primer lugar. Casi lista la
inauguración de un evento que hará historia, o mejor dicho, que retomará la
historia que quedó en suspenso en 1830. Así como Venezuela empezó la epopeya de
la Independencia Sur
Americana, vuelve por sus fueros al ser el sitio, y no podía ser de otro modo,
donde nacerá la COMUNIDAD DE
ESTADOS LATINOAMERICANOS Y DEL CARIBE – CELAC. La celebración y la alegría
están por todas partes con la llegada de los representantes de los pueblos
hermanos de la PATRIA GRANDE.
Los gobernantes no nos pegan ni nos echan gases, nos dan desayuno gratis con
platos típicos navideños; como dijo algún poeta, música, gritos y zambomba;
actividades culturales, ciudades adornadas, gente comprando porque ya cobraron
sus bonificaciones de fin de año, nuevas misiones muy auspiciosas para sacar a los pobres de su
pobreza, inauguración de obras públicas que toman en cuenta a la gente,
viviendas para los desheredados de la fortuna; todo eso y mucho más que ha sido
producto del crecimiento económico y del desarrollo.
Dije
en un escrito anterior que no estamos indignados. ¿Cómo vamos a estarlo? Lo
estuvimos, y bastante; pero, salimos del atolladero por nuestros propios medios
y por nuestra propia lucha contra los enemigos más poderosos del mundo y los
derrotamos. No los habremos derrotado definitivamente aún, lo sabemos, vamos
venciendo y eso nos anima, nos fortalece y nos hace felices.
Desde
niño soñaba con la llegada de ese momento histórico y pensé siempre que moriría
sin vivirlo. Mi padre me dejó un recuerdo imperecedero cuando me habló de la
futura integración de la PATRIA GRANDE
como la soñó e intentó Simón Bolívar y otros próceres. Recuerdo vividamente
cuando auguró que “un día, un niño como
tú, simbolicamente tomará el mapa de NUESTRA AMERICA y borrará esas fronteras artificiales”.
No
veré al niño borrando esas fronteras artificiales pero me iré con la convicción
que ese momento de celebración está hoy más cerca que nunca. Adelante,
empujemos todos con fuerza para que sea mañana mismo.
PATRIA
GRANDE SOCIALISTA Y VICTORIA - ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
De nuevo provocais envidia sana en Europa. Vosotros estais construyendo la unidad de los pueblos libres, mientras nosotros sufrimos la unidad de de los mercados que sufren los ciudadanos ¿No hay hueco para nosotros en Venezuela?
ResponderEliminarSaludos
Jose Luis Forneo
www.cuestionatelotodo.blogspot.com
Camarada José Luís;
ResponderEliminarGracias por tus siempre tajantes comentarios y, publicamente, los mejores deseos por una Navidad feliz y Año Nuevo 2012 muy venturoso. Que el nuevo año no les provoque esa sana envidia sino los impulse con mucha fuerza a revisar y corregir sus situaciones. Un cambio no les vendría mal. No les decimos que hagan una revolución ni tampoco que nos imiten; pero sí, inventen soluciones por ustedes mismos para ustedes mismos y no se dejen arrear por los eternos arrieros.
En nuestro modesto criterio, ha llegado la hora de los pueblos. A los eternos explotadores, como dice el tango, les llegó su cuarto de hora.
Un abrazo solidario y revolucionario.
Ah, olvidaba: siempre hubo y habrá un lugar para todos es estos lares. Cuantos han venido; unos más agradecidos y leales que otros, pero nunca les pedimos agradecimiento porque creemos que el nuestro es un espacio abierto para todos los hermanos miembros de la especie humana.
¡Vivan los pueblos del mundo!
Quisiera ser el padre o el abuelo de ese glorioso niño que simbolicamente borrará las ficticias fronteras en nuestra América.
ResponderEliminarJosé Villafañe
Güigüe, Estado Carabobo