No sé en cual categoría ubicar a lo que se me está ocurriendo. ¿Lo ubicará alguien? Veamos.
Los fabricantes y vendedores de productos tienen derecho, creo yo, de promover la venta de sus productos; al fin y al cabo, quieren vender más para ganar más, hacer crecer su negocio, etc. Como todo lo humano avanza para bien o para mal, un malhadado día descubrieron que una mentirita acá, una mentirita allá, los ayudaba. Así fueron añadiendo más y más, escondiendo detalles no buenos de sus fabricados hasta que se decidieron a contratar expertos en materia de comportamiento humano, generación de necesidades irreales y otras formas de dirección de reacciones, percepciones y otros términos que manejan los psicólogos para directamente inducir a los consumidores a comprar los productos. En otras palabras, se dice que crearon necesidades artificiales e indujeron a las personas a comprar. No a comprar porque necesitan sino a comprar a juro.
Con el procedimiento descrito, la gente de hoy en día en todo el mundo compra comida dañina, comen para envenenarse y no para nutrirse; los agricultores compran abonos y pesticidas para arruinar sus tierras, las madres compran alimentos y otros productos para enfermar y eventualmente matar a sus hijos, las amas y los amos de casa atiborran sus hogares con cosas absolutamente inservibles y, así como los anteriores, muchísimos ejemplos más. Agrega, tú lector, tu favorito. En resumen, los días de pago la gente sale en estampida en una loca y desenfrenada carrera a gastar su dinero comprando la mayor cantidad posible de cosas inútiles en el menor tiempo. Resultado: nadie ahorra y siempre será esclavo de su patrón hasta que le haya sacado todo el jugo útil, útil al patrón, por supuesto.
Lo que he dicho ya no es secreto para nadie, la gente sabe que la están induciendo y engañando, más sin embargo, nadie cambia de actitud y parece deleitarse con que lo sigan exprimiendo. Cosas veredes, Sancho amigo, que faran fablar las piedras.
Pasemos al segundo punto. Un cierto día por allá por la década de los 60, en los Estados Unidos, algún inteligente del Partido Republicano o de alguna de las corporaciones que realmente manejan a ese partido, se le ocurrió la “brillante” idea de aplicar las mismas técnicas propagandísticas de promoción de ventas a la política. ¿No lo sabían? ¿Por qué les extraña? Lo hicieron y el éxito obtenido fue fenomenal. Richard Nixon era entonces menos que nadie en el espectro político, nadie lo quería, todos sabían que era un tahúr, además de otras características. Lo vendieron al público gringo igual a como se vende jabón en polvo, “la gente lo compró”, lo eligieron Presidente. El libro El Desafío Americano de Jean Jacques Servan-Schriber dice muchas cosas al respecto.
Aún más dice The Selling of the President 1968, Election of Richard Nixon, escrito por Joe McGinnis. Hay un comentario extraordinario el la página web http://www.goodreads.com/book/show/1095161.The_Selling_of">http://www.goodreads.com/book/show/1095161.The_Selling_of_the_President_1968,a escrito el 31 de mayo de 2008 por un lector que se identifica como Andy, y tras recomendarlo para los “observadores de campaña”, escribe:
If I were teaching a poli-sci class I would make this book required reading… Basically the book tells us what we now know, that Richard Nixon had zero people skills and needed to hire a team of experts, used car dealers and racketeers to beat even more uncharismatic Democrat nominee Hubert Humphrey for the 1968 Presidency.
This was the first book to teach us that politics is every bit about marketing as any product, a revelatory statement in 1968. By now, of course, it's practically fact.
Intentaré traducirlo libremente al castellano. Ojo: no es al español. Ese idioma no existe. Tan español es el gallego, el catalán, el vasco, el valenciano, el mallorquín como lo es el castellano.
Si enseñara Ciencias Políticas, haría de este libro lectura obligatoria…El libro, básicamente nos dice lo que sabemos ahora, que Richard Nixon era un inepto y necesitó contratar un grupo de expertos, vendedores de carros usados y estafadores para derrotar al candidato Demócrata Hubert Humphrey, un poco más carismático, en la campaña presidencial de 1968. Este resultó el primer libro que nos enseña que la política es lo mismo que el mercadeo de cualquier producto, una posición reveladora en 1968. Naturalmente, ahora es un hecho casi conocido por todos.
A partir de esa exitosa experiencia el fenómeno se regó por todo el mundo y hasta los actuales momentos ha funcionado en todas partes. Agregue cada lector su ejemplo, ustedes conocen los casos, por lo menos los más emblemáticos.
Hablaré de Venezuela porque creo que cronológicamente, aquí se copió casi de inmediato la experiencia Nixon. El partido Acción Democrática contrató al asesor gringo Joe Napolitan, un mafioso de siete suelas, para organizar la campaña electoral que llevaría a la elección de Carlos Andrés Pérez (me da asco escribir el nombre de un tipejo que le ha hecho más daño al país que Boves y Morales juntos) en diciembre de 1973. La fama que tenía el candidato era por demás horrible. El lema de la campaña era “ese hombre sí camina”, a la cual el ingenio popular agregaba en las pintas callejeras “tiene un muerto en cada esquina” y lo pintaban, cual Drácula insaciable, con los colmillos chorreando sangre.
¡Sorpresa! La venta del candidato tuvo éxito. Exactamente igual que la introducción al mercado de un jabón en polvo que destruye la ropa, la gente lo compró y el resultado fue el mismo, destruyó al país. Para mayor desgracia nacional, los habilidosos manipuladores de la mente, lo volvieron a vender en 1988, ganó de nuevo y concluyó la destrucción, acabó con lo que no pudo destruir en su primer mandato.
Ejemplos como los mencionados de EUA y Venezuela han proliferado desde entonces en todo el mundo. Se han elegido mandatarios desde inútiles, por decir lo menos, hasta francamente perversos. El resultado es el enorme caos que se ha extendido por todo el mundo; precisamente, con el que le toca acabar a la humanidad sensata y unida.
Por esos azares del destino, a Venezuela le ha tocado una vez más enarbolar el estandarte y asumir la vanguardia. El método fracasó por primera vez en el mundo en 1998 con la elección de Hugo Chávez. A él le aplicaron la campaña al revés, o sea para que no lo eligieran y es risible la cantidad de mentiras e infamias que inventaron. El pueblo, sabiamente, no se tragó la coba. ¿Recuerdan el chiste aquel? Chávez es como el Guaire, cuanto más mierda le echan, más crece.
Para cerrar me copiaré de no recuerdo que periodista, ahí les dejo eso.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE -¡VENCEREMOS!
NB: para los amigos de otras latitudes: Guaire, río que atraviesa la ciudad de Caracas y recoge cloacas con generosidad. Por cierto, ya comenzaron los trabajos para sanearlo. ¡Por fin!
Nixon era un inepto, pero ¿crees que lo son menos Obama, Bush, Zapatero o Sarkozy? Estos son solo peones serviles y preferiblemente poco inteligentes para que los que realmente manejan el cotarro puedan hacer y deshacer a su antojo. La democracia capitalista lo es precisamente porque tiene suficientes filtros como para que solo pueda a llegar a presidente un cretino.
ResponderEliminarTe escribo a tu correo.
Saludos