jueves, 16 de enero de 2014

Guerras económicas –Segunda Parte

¿Y qué hablar de Chile? ¿Acaso no emprendieron una desquiciante guerra económica contra el gobierno socialista del Dr. Salvador Allende? ¿Acaso no existe abundante información sobre la aberrante intervención gringa para derrocar un gobierno violando la decisión del pueblo chileno? ¿Es que a estas alturas van a negar u ocultar el contubernio de las empresas gringas y los traidores empresarios chilenos ultraderechistas? ¿Dónde dejan los documentos “secretos” de la ITT? (Pueden descargarlos desde http://aporrea.org/media/2009/07/Documentos-Secretos-de-la-ITT.pdf ) Y más modernamente, las declaraciones públicas de Von Haieck cuando afirmó que “las teorías neoliberales solo eran aplicables en Chile porque existía un Pinochet”. Mi corresponsal tiene razón, no fue solo guerra económica, fue mucho más que eso; fue, además, terror psicológico, guerra con agresión criminal, bombardeos, ejecuciones, desapariciones en masa, exiliados, desterrados, muerte por doquier. Punto y aparte merece la despiadada guerra mediática encabezada por los reaccionarios empresarios dueños del diario El Mercurio y otras publicaciones, además de la radio y TV.

Hay varias frases que reflejan fielmente el espíritu de los conspiradores contra el Gobierno de Allende, y se encuentra entre los motivos que comunican a sus capos para dar lineamientos a sus acciones: “Una esperanza más realista entre los que desean detener a Allende es que una economía en rápido deterioro (corridas bancarias, quiebras de fábricas, etc.) provoque una ola de violencias que resulte en un golpe militar.” “Las actuales probabilidades de frustrar la asunción del poder por Allende, se sostienen fundamentalmente en un colapso económico que es estimulado por algunos sectores de la comunidad política y financiera y por el mismo Presidente Frei.” Fragmentos de memo confidencial de ITT Buenos Aires a la sede central de ITT Nueva York el 29 de Septiembre de 1970, pag. 36, marcada 23, del libro sugerido anteriormente.

Volviendo a la Venezuela de estos días, cometeré el abuso de copiar sin permiso un artículo aparecido recientemente en el Correo del Orinoco, titulado La Canalla Mediática, escrito por Alfredo Oliva:

He venido denunciando –con la secreta esperanza de que algún medio de la Revolución, vocero del Gobierno o especialista de los derechos humanos se hiciera eco de ello– que la guerra económica que impulsa la CIA, la oligarquía parasitaria y sus medios en Venezuela, cumple todos los requisitos de crimen de lesa humanidad. Ha sido una guerra económica planificada y ejecutada en forma generalizada y sistemática, con el fin de hacer daño en la población.

La oposición y la oligarquía parasitaria organizaron –muy importante– conscientemente: el desabastecimiento, subida de precios, ocultaron medicinas, alimentos, repuestos médicos, reactivos, productos higiénicos, etc. que causaron y siguen causando daño a la salud física y mental de la población.”

Los gremios e instituciones de oposición –fascistas–actúan como delincuencia organizada, con complicidad de los medios. El Ministerio Público y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas deberían actuar, porque esta guerra económica también pudiera ser clasificada como crimen organizado.

Mientras gobiernos capitalistas en el mundo suprimen derechos sociales y lanzan a millones de familias a la miseria, ¡a la calle!; en Venezuela, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro atiende la deuda social, lucha contra la pobreza, por la inclusión y la justicia social. Por eso cuando la oposición y la oligarquía parasitaria abandonan la lucha política para destruir la acción del Gobierno, que satisface las necesidades humanas, y atentar contra la vida, se convierten en criminales. ¡Así deben ser tratados!”

Me consta, he visto pruebas parciales como fue conducida una faceta de la guerra económica contra nuestro país y nuestro pueblo, que no ha concluido y, creo, que nunca concluirá mientras gobierne en nuestro país la Revolución Bolivariana y Chavista. Especificamente, me refiero a la planificación cronológica de los aumentos de precios durante los meses pasados, dirigida por la embajada gringa y ejecutada por Fedecámaras, Consecomercio y Venamcham. Las fechas cuando debían incrementarse los precios se avisaban a los comercios minoristas con una precisión milimétrica en cuanto a los intervalos entre uno y otro, y se dio el asombroso caso de ordenarlos un par de veces con CUATRO días de diferencia. Los otros fueron cada una o dos semanas. Lo anterior era reforzado con las repetitivas amenazas de escasez, limitaciones de los suministros y otras presiones psicológicas para amedrentar a esos comerciantes minoristas. En la mayoría de los casos daban indicaciones precisas a que precios vender, entregar facturas ilegales, simplemente vender de contado sin facturas o cobrarles “por debajo de la mesa” diferencias no justificadas; todo lo anterior conjuntamente con restricciones variables en los suministros o ausencia de entrega de productos. Ni que hablar de muchos condicionamientos como “te vendo tal cosa siempre y cuando me compres esta otra”. Pude darme cuenta que todas las veces que el Gobierno Nacional anunció incrementos del salario mínimo y, consecuencialmente, de las todas las pensiones, una semana antes subían sus precios todas las “grandes” empresas. Inútil decir que los aumentos de precios superaban con creces los incrementos salariales. También inútil decir que era una fórmula fabulosa para traspasar la masa monetaria que debía contribuir a elevar el nivel de vida, sobretodo de los más necesitados, a las arcas de los empresarios y, de paso extraer de sus bolsillos una parte de los que antes recibían, lo que a su vez contribuía a reducirles su anterior nivel de vida. Muchos se reían antes anuncios de aumentar unos pocos bolívares a ciertos productos y trataban de restarle importancia, pero jamás se detuvieron a pensar en que unos pocos bolívares multiplicados por millones de unidades de productos constituían cifras astronómicas de dinero. Para disimular esas grandes planificadas exacciones de dinero a las personas y sus familias, los empresarios ayudados por sus medios indefectiblemente se quejaban de la situación, expresaban los “momentos difíciles” que atravesaban sus empresas y pedían compensaciones gubernamentales. Todo eso me hacía recordar una frase lapidaria del expresidente Dr. Luís Herrera Campins, hace unos 30 años: No entiendo como hay tantas empresas quebradas con tantos empresarios tan prósperos.

Que nadie crea que la última guerra económica es de data reciente. Hace más de DOS años la puso en práctica, entre otros, el grupo de empresas de una marca de cervezas, la cual ordenaba a sus camioneros cobrar sumas extras sin ningún soporte contable, condicionaba las ventas de una manera grotesca o ponía en práctica otros tipo de presión para obligar a los pequeños comerciantes a cobrar por encima del PVP de productos regulados, de hecho convirtiéndolos en violadores de la ley. Ya me referí a eso en uno de mis anteriores escritos (ver http://juanpedrotorres.blogspot.com/2013/08/ladron-es-ladron.html )

Pero, vuelvo a repetir; existen los nefastos antecedentes de la huelga y subsiguiente golpe de estado contra el Sr. Presidente Chávez (RIP) en 2002, el paro sabotaje petrolero del mismo año y comienzos del 2003 y muchos otros intentos que siempre tuvieron el ingrediente de la desestabilización política y, por supuesto, ECONÓMICA.

Lo lamento mucho, apreciado corresponsal, lo ocurrido en México, Cuba, Chile y Venezuela, sin mencionar cerca de 80 intervenciones gringas a otros países de América Latina y muchísimas al resto del mundo, no es pura coincidencia ni tampoco una mampara del Gobierno para distraer la atención de los ciudadanos ni caracterizaciones y deformaciones inherentes a la misma naturaleza del capitalismo que a veces “afectan a algunos”; por lo tanto no puedo estar de acuerdo con tus opiniones y o apreciaciones y, con gran afecto, te sugiero documentarte aunque sea un poquito. Por último, ante cada arremetida de la oligarquía y el imperio – usualmente de ambos – me engrincho porque, como dice el refrán criollo “el picao e culebra brinca cuando ve un bejuco”.


INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA    -    ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!   -    ¡CHÁVEZ VIVE Y VIVE!    -   

¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!


Continuará.

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