Gracias a Dios porque el Sr. Presidente Nicolás
Maduro, al fin, inclusive antes de ser aprobada la Ley Habilitante para luchar
a fondo contra la corrupción desatada y la guerra económica desatada por la
burguesía lacaya pitiyanqui apátrida, ha decidido apretar tuercas y proceder
con las primeras acciones contundentes contra acaparadores ladrones
especuladores y otros bichos de uña que saquean los fondos de la sufrida
población venezolana. Sabemos que los ricos pagan lo que sea y a ellos no se
les causa ni siquiera rasguños, ellos no son las víctimas, son los victimarios
aunque ahora aparezcan muchos de ellos mostrándose cual vestales ofendidas
rasgándose las vestiduras y clamando inocencia.
En Venezuela sabemos quienes son los ladrones
especuladores acaparadores. Son los que siempre lo han sido; pero la diferencia
ahora es que el Supremo Comandante Eterno, HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS – RIP –
logró desenmascararlos y una porción mayoritaria de la población, especialmente
las víctimas más vulnerables, lo saben ya a ciencia cierta y no se tragan las
ruedas de molino que pretenden hacernos tragar a juro presentándose como
angelitos serenados. Esos cuentos de camino ya no nos lo tragamos más, ya les
conocemos el eterno truquito de hacerse parecer lo que no eran, y que personas
decentes, importantes, de alcurnia, “nobles” apellidotes, etc., etc., y no son
ni han sido más que buitres rapaces chupasangre de los desposeídos, además de
viles traidores antipatria, lacayos de los imperios de turno, capaces de vender
hasta a su propia madre. Ejemplos contundentes más que sobran.
Ya no nos tragamos más eufemismos bien elaborados
por agencias de publicidad, expertos en marketing, asesores en relaciones
públicas (impúdicas los llamo yo) que los presentan a través de los medios
masivos y otros instrumentos truculentos como seres impolutos a punto de ser
canonizados.
No señores, repito, sabemos exactamente lo que son
y lo que siempre han sido. Y, peor para ellos, para decirlo en criollo,
decidimos no calarnos más a esos demonios. Ya basta. Se nos agotó la paciencia. Vamos a
sacudirnos esa asquerosa podredumbre. Además, sabemos cómo hacerlo. Hasta ahora
por las buenas pero no nos hagan perder la paciencia que ya se nos colmó. Sería
preferible que hicieran sus maletas y se vayan con sus asquerosas manos llenas
de sangre a disfrutar el fabuloso producto de sus robos pasados y depredaciones
al sitio donde les corresponde estar: los albañales del imperio. Que vayan a
lamer patas tan sucias como las de ellos mismos y a regodearse en los charcos
de excremento donde les corresponde estar. No queremos esa inmundicia
fastidiando nuestra existencia.
Y por favor, no me llamen resentido social ni cosa
parecida. Nunca lo he sido, no lo soy ni lo seré jamás. Lo que me pasa es que
ya, a estas alturas de mi vida, me tienen asqueado y sencillamente no los
soporto más. Huyan preferiblemente por su propia seguridad personal y no
tienten al pueblo que ya llegó al límite de su estoica capacidad de aguante. Y
tampoco venga nadie a decirme que se les dé la oportunidad de regeneración
porque eso es total y absolutamente imposible. Está en sus genes y su ADN esa
absurda manera irracional de comportarse. Esa enfermedad es atávica,
hereditaria y les viene de sus más remotos antepasados, por lo tanto es
incurable. No tienen redención posible.
¡Que se vayan a disfrutar sus millones a otra
parte! – Aquí NO HACEN FALTA.
INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA -
¡CHÁVEZ VIVE! - ¡LA PATRIA SIGUE!