domingo, 17 de febrero de 2013

La empresa privada – Primera parte

He observado recientemente, a raíz de las recientes medidas cambiarias puestas en práctica por el Gobierno Nacional, algo que raya en lo insólito. Supuestos revolucionarios de franela y boina roja, muchos de ellos funcionarios públicos, se han rasgado las vestiduras y han inundado los medios de información con destempladas críticas sin sentido y sin conocimiento y, peor aún, se han alineado solidariamente con las empresas privadas. Dije antes que eso me parecía insólito por la sencilla razón de que esas empresas por las que ellos alzan banderas son y han sido precisamente las que secularmente nos han robado descaradamente. ¿Exagero? No lo creo. Veamos.

Esas empresas esconden y acaparan los productos esenciales una y otra vez desde tiempo inmemorial, crean escasez artificial con el único propósito de aumentar los precios de manera abierta o disimulada, o sea que, descaradamente especulan al pueblo, lo que equivale a decir que con esos mecanismos perversos extraen dinero del bolsillo de los consumidores para llevarlo a sus arcas.

Si el gobierno los agarra y les aplica multas, ellos se ríen. El monto de las multas que pagan después de interponer todos los recursos legales a su alcance para hacerlo con el mayor retraso son sencillamente montos pírricos si los comparamos con el monto de lo robado. Si cierran por algunos días a los comercios, el daño causado también es ínfimo comparado con lo que se les obliga a pagar. Ellos se burlan, pagan la multa o cierran y, como dice el pueblo, que es una raya más para un tigre.

Es curioso que acaparan (esconden) ciertos productos sensibles pero jamás esconden toda esa variedad que atiborra los mercados con productos chatarra dañinos por sus elevados contenidos de productos químicos que usan para conferirles olores, sabores, apariencia, palatabilidad y sobre todo larga duración. Me hago una pregunta estúpida, ¿por qué acaparan la harina de maíz y el arroz sin aditivos y no acaparan la cerveza o los productos envenenados?

Tengamos memoria. Recordemos los terribles daños que infligieron al pueblo durante el paro sabotaje petrolero de 2002 – 2003. Durante esos tenebrosos días desaparecieron casi todo aunque, me consta, distribuían productos de manera subrepticia de noche, ocultos como hacen los delincuentes, a precios exorbitantes y; no obstante, el pueblo puso en práctica su creatividad y sustituyó todos esos productos, se las arregló al punto de inclusive disfrutar las Navidades de 2002 sin contratiempos insuperables. El pueblo reemplazó casi todos los productos con otros a su alcance y, me atrevo a decir que en su propio beneficio, porque dejaron de comer chatarra y comieron más sano.

Muchos me han criticado acremente porque manifesté que desde esa fecha les hago mi propio boicot particular a muchas empresas. No compro sus productos y punto. Sé que muchos han seguido mi ejemplo y me siento orgulloso. No obligo a nadie pero me causa cierta piquiña que alguien me venga a decir que son productos de calidad, que los empresarios son casi santos, que dan empleo y que “esas” empresas son beneficiosas para el pueblo, que “esa” inversión privada es saludable para el país.

Respecto a las inversiones privadas extranjeras, ya opiné y los remito a http://juanpedrotorres.blogspot.com/search?q=Las+inversiones+extranjeras Lo expresado se aplica también a las nacionales.

Recuerdo que por allá por los años 80, el Presidente Dr. Luís Herrera Campins expresó varias sentencias que se me quedaron grabadas. Los llamó empresarios llorones, y también afirmó que no entendía como había tantos empresarios prósperos con empresas quebradas. Pero cuando vinieron en masa a pedir dinero del Estado les dijo que desde los años 40 no habían pagado ni un centavo a capital o intereses, que si querían nuevos préstamos, que pagaran los viejos y después hablarían. No es nada nuevo el comportamiento mafioso de esos asquerosos tipos disfrazados de benefactores de quienes Antonio Guzmán Blanco opinó que no son más que pulperos enfranelaos.

Quitémonos la careta aprovechando que ya pasó el carnaval. Esos pulperos devenidos en gangsters han vivido siempre chupando la teta del Estado y como ellos mismos pasaron a formar parte del funcionariado de alto rango, se cobraban y se daban el vuelto. Jamás invirtieron su propio dinero y la moda desde hace unos 40 años es sacarlo del país para no dejar huella. Siempre dicen que el General Gómez y sus allegados robaron y es cierto, pero no sacaron el dinero del país por lo que después la Nación pudo recuperar mucho, pero, ¿cómo se podrá recuperar lo que a diario sacan del país por uno u otro de los caminos verdes?

Empresario es quien emprende. Ellos no emprenden nada. No arriesgan y siempre van sobre seguro a donde les resulta más fácil y más redituable. ¿Conoce alguno de ustedes lectores a una sola empresa que disponga de serios laboratorios de investigación para mejorar, elaborar o crear nuevos y mejores productos? Es muy fácil armar, ensamblar, juntar piezas o partes importadas con todas las facilidades (créditos del Estado, exención de aranceles e impuestos, etc.), ponerle un envoltorio, un rótulo HECHO EN VENEZUELA y venderlo a cuatro o cinco veces más que en otros países y, encima, explotando los trabajadores, contaminando el ambiente, utilizando maquinaria obsoleta que compraron ya usada y declararon como nueva embolsillándose la diferencia, etc., etc. Inútil decir que luego tracalean la contabilidad para declarar pérdidas y no pagar impuestos mientras que ellos, los EMPRESARIOS, se dan vida de jeques en todos los lugares del Jet Set.

Hay otro detalle. Por supuesto que también los hay honestos; pero, que casualidad, esos no protestan, no chillan, trabajan y se las arreglan para resolver sus problemas y, que otra casualidad, no tienen problemas con sus trabajadores. Pero como no tienen para hacer fabulosas campañas de propaganda venden poco y nosotros, como sí hemos sido alienados por esas campañas, no compramos sus productos. De nuevo los remito a mi serie de viejos escritos


Camaradas y amigos, la perversión y la manipulación a que estamos sometidos nos altera inclusive nuestra propia voluntad. Para evitarlo, les digo mi método. Además de hacer mi propio boicot a muchas empresas también se lo hago a los medios. No compro prensa, no veo televisión, no oigo radio y no le paro a los escuálidos. A esos NI LOS IGNORO. Quiero no enfermarme, quiero mantenerme sano.

(Continuará)

VICTORIA Y PATRIA SOCIALISTA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
   

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