No
creo que habrá. Perdonen, no es pesimismo; al contrario, cuanto me
gustaría estar diametralmente equivocado, que este presagio fuera
todo lo contrario y, como me gustaría que SI se concretara la paz
duradera para felicidad de ese sufrido pueblo.
Pero,
contrario a mis más fervientes deseos, existen intereses muy
poderosos que manejan miles de millones de dólares que se lucran
tremendamente con las guerras y todo lo que chorrea de todas ellas.
Existen intereses muy poderosos que manejan miles de millones de
dólares que se lucran tremendamente con el negocio de la droga que
abundantemente se produce en Colombia y, para que ese negocio se
mantenga en su esplendor, hace falta la cobertura de la guerra con
sus consabidas “tierras de nadie”, con el desarreglo legal en
muchos territorios, con la confusión reinante y el odio que
naturalmente se genera que, a su vez, retroalimenta el conflicto
general en sí. No olvidemos que la guerra es por si misma otro
negocito que mueve también miles de millones de dólares.
Podríamos
señalar otras consideraciones adicionales pero, en aras de la
brevedad, no lo haremos. Solo haremos un señalamiento general en
quienes podrían ser los interesados en la continuación de la
guerra. Ustedes lo saben.
No
tengo elementos de juicio contundentes en que apoyarme. Solo
conjeturas, solo dudas, solo elucubraciones. Entonces soy libre para
exteriorizar los fantasmas que en este caso me asustan. Comienzo
diciendo que me parece un verdadero exabrupto el hecho real de
haberse impuesto el NO en el reciente plebiscito. ¿Por qué ocurrió
eso? ¿Quien, en su sano juicio, vota por la guerra y no por la paz?
No
me queda lugar a ninguna duda que la mayoría de los electores que
votaron NO fueron manipulados, engañados o ambas cosas. ¿Por quien
o quienes? La respuesta aparentemente lógica y evidente: por los
perros de la guerra. Pero, ¿en Colombia y otras partes, quienes son
los perros de la guerra?
Centremos
nuestra atención en la última interrogante.
¿Quienes
forman el heterogéneo conjunto de los perros de la guerra? Los
agrupo en un solo núcleo social, además de económico, financiero,
cultural o contracultural, mediático (alienante), religioso y otras
caracterizaciones: LA BURGUESÍA, la rancia oligarquía que ha
controlado la vida colombiana desde mucho antes del nacimiento de la
República.
La
rebeliones de los pueblos son producto directo de las injusticias
sociales. La única respuesta a una pregunta sobre quienes causan las
injusticias es – lo adivinaron – LA BURGUESÍA. Pero las
injusticias sociales son la razón de la misma existencia de la
burguesía. Cualquier merma a esas injusticias sociales es también
una merma a los privilegios de la clase sempiternamente dominante.
Les
interesa la guerra para mantener sus privilegios, para mantener
incólume su status como
único pináculo social; es decir, el pequeño grupo que domina y
controla la sociedad a su antojo en su propio beneficio.
¿Como
lograron manipular y engañar a quienes no forman su grupo a votar
favorablemente a sus intereses si, precisamente, esos forman parte
del grupo de los explotados excluidos desde siempre?
Tengamos
presente como premisa principal que la burguesía, esa clase social,
cultural, mediática,
religiosa y económica existe
desde tiempos inmemoriales. Forma parte de su propia genética la
habilidad para
mentir, engañar, presentar a los demás como bueno aquello que los
lleva a los peores abismos. Han desarrollado y forma parte de su ser
una perfidia de altísima factura y ésta incluye habilidades
insospechadas, de muy difícil detección para engañar, mentir,
manipular a todos los demás. No
dudemos que son verdaderos demonios con preciosos disfraces de
ángeles.
Es
un verdadero e ilógico contrasentido el hecho real que se produce
con el enfrentamiento entre las mismas masas a favor y en contra de
sus explotadores; pero los sutiles métodos empleados para crear esas
diatribas son precisamente elementos diseñados para mantener las
masa desunidas para conveniencia directa de quienes las explotan y
para ello se valen, entre otras cosas, de antivalores inyectados,
patrones anticulturales e inclusive religiosos que surten el efecto
deseado. El único antídoto es, sin lugar a ninguna duda, la unión
de las masas y para ello se requiere la educación y culturización
de los pueblos. Muy válida es la frase de José Martí, el apóstol
cubano, para ser libres hay que ser cultos o, como afirmó
Simón Bolívar, un pueblo ignorante es instrumento ciego de su
propia destrucción.
Quisiera
no serlo pero, soy pesimista, conociendo la perfidia y maldad de las
burguesías estoy casi convencido que las FARC EP cayeron en una
fenomenal trampa que los lleva directamente a su pronta y CRUENTA
aniquilación, tal como ocurrió con todos los procesos anteriores
cuando se acordó la paz, se desmovilizaron los grupos en armas, se
fueron al campo de la lucha cívica y el resultado posterior fueron
más de 5,000 muertos, incluyendo dos candidatos presidenciales y
miles de líderes políticos, sindicales y sociales. Historia
reciente, tan reciente que tiene miles de dolientes todavía vivos.
Ultimamente
he oído dos noticias que me causan desasosiego y cierta
preocupación, por un lado gobierno colombiano se apresta a firmar un
tratado con la OTAN, quien sabe con que propósitos; y por otra
parte, una ONG en Colombia ha presentado un tenebroso balance de
asesinatos de activistas defensores de derechos humanos y otras
actividades relacionadas.
Ruego
a Dios estar diametralmente equivocado y que VIVA LA VERDADERA PAZ en
Colombia, en Nuestra América y el Mundo.
¡INDEPENDENCIA
Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ
VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!
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