La
cercanía de la llegada de la Navidad suele transformar, al menos
momentaneamente, los espíritus de muchos seres humanos y, de alguna
manera, adoptan otros comportamientos en sus propias vidas; así que,
hablemos de algunos aspectos alegres que anticipamos de esta próxima
temporada, sobretodo después del largo aburrimiento y tristeza a los
cuales los sometí a lo largo de los doce capítulos anteriores en
los cuales, se puede decir que les hablé solo de maldad y bajeza.
Los
venezolanos somos muy dados al jolgorio. No en balde somos una mezcla
de europeos, a su vez mezclados con árabes, indios y negros pero;
por extrañas razones socio-antropológicas hemos extraído y
cultivamos lo más rico de sus alegrías. Creo que ese el origen de
nuestra innata y permanente alegría, así como nuestra permanente
disposición a “prender la fiesta” en cualquier momento y con
cualquier pretexto. Pero, Navidad es algo especial, fuera de lo
común. Los preparativos comienzan muy temprano; algunos tan temprano
como el mes de Septiembre y ya, para estos días de Noviembre, se
puede decir que todo, o casi todo, está listo para el “bonche”.
Mis lectoras(es) de otras latitudes saben ya otro venezolanismo,
“bonche” que es fiesta, jolgorio, alegría y algo más.
No
obstante la rumba que no es entorpecida por nada, aún en los peores
momentos que hayamos vivido, no deja de aparecer un pequeño dejo de
tristeza producido por tantos y tantos recuerdos de otras épocas.
Lo
primero que me viene a la mente en este día de hoy es esa infinita
mezcla de tristeza, dolor, muerte, maldad, desprecio a la vida con
una palabra muy corta pero muy llena de tanto contenido: PAZ. Eso
lo deduzco sin mayor esfuerzo de lo que deben estar sintiendo muy
dentro de sus almas los 119 estudiantes
palestinos a quienes la
Revolución Bolivariana ha cobijado recientemente, para que
permanezcan unos seis años en el país y retornen al suyo, Inchalá,
convertidos en Médicos Integrales Comunitarios. Pensemos
solo por un instante como
debe bullir el cerebro de uno de ellos, acostumbrado al resonar de
los cañones, al
tableteo de ametralladoras, los gases venenosos y las explosiones de
bombas humanitarias, y maldito sea el inventor de tan bárbaro
eufemismo. Pensemos en ese cerebro de hombres y mujeres curtidos, no
obstante sus cortas edades cronológicas, por la guerra de exterminio
a que los ha sometido el bárbaro e inhumano sionismo, que no conocen
otra cosa y que, para colmo, fueron sometidos a inhumanas
humillaciones en su camino a Jordania para tomar el avión que los
condujo a la que también es su patria, que así, como por arte de
magia, de repente, oyen música para ellos desconocida, ven gente
reír y niños jugar libremente sin miedo ni sobresalto, sienten
gente extraña para ellos que los abraza solidariamente, que pueden
moverse a su antojo sin cortapisas; en fin, otra forma de vida
totalmente desconocida que pueden gozar a plenitud y, por encima de
todo, ser tratados por todos como lo que son, seres humanos dignos.
Sabemos
que son fieles musulmanes pero anticipo que disfrutarán una Navidad
Cristiana, a la venezolana, y la harán suya. Es quizás la primera
fiesta libre que disfruten en sus cortas vidas como ya deben estar
disfrutando el maravilloso hecho que nos caracteriza, como es el de
ser una sociedad donde no nos importa la religión que practiques
pero te la respetamos; y lo que realmente nos importa es que seas
solamente una buena persona a quien le guste compartir su amistad y
sus buenos sentimientos con todos sin hacer ningún tipo de
discriminación por razones que consideramos fútiles. No en balde el
respetado periodista Sr. Walter Martínez suele recordar
todos los viernes en su programa Dossier, transmitido al mundo por
VTV y Telesur:
“Gracias
a Dios es viernes. Shabath Shalom, A Salam Aleicum, Pax Vobis”,
para luego agregar:
“En esta tierra
de gracia llamada República Bolivariana de Venezuela convivimos en
santa paz los seguidores de las tres grandes religiones monoteístas,
y todas la demás. Es
un privilegio que debemos respetar y conservar.”
Nota al Sr. Martínez: Disculpe
si me equivoqué al citarlo de memoria. Lo saludo con admiración y
respeto.
Hermanos
Palestinos, disfruten pues de nuestras hallacas que tienen parte de
su cultura en muchos de sus ingredientes y que no surja nada que
choque con su milenaria y riquísima cultura o con sus modos
religiosos; y si llegara a ocurrir, hagan lo posible por aceptarlo
como una inocentada por lo que nosotros mismos no sabemos. Si
alguien, por ejemplo, les ofrece “pan de jamón” es porque no
sabe que ustedes no comen cochino; pero, si trasgreden sus normas y
lo comen, Alá no lo tomará en cuenta y no lo considerará pecado
porque todo habrá sido producto del
más puro
amor.
¡INDEPENDENCIA Y PATRIA
SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA
PATRIA SIGUE Y SIGUE!