Disculpa mi tardía respuesta pero no soy tan adepto a Internet.
Afirmas que “algo me decía que eras totalmente adepto al movimiento Chavista y no estaba equivocado”. Bien, llevas una a tu favor. Era muy fácil deducirlo: todo aquel que no ataca furibundamente a Chávez, que no lo descalifica como sea, por deducción de cierta extraña lógica, es chavista. Sí, lo soy, en un sentido que luego en otra ocasión explicaré. Nunca milité en ningún partido y con gran amor me inscribí en el PSUV y cree este blog para comunicarme con mis copartidarios recientemente, cuando en las pasadas elecciones internas autopostulé mi nombre como aspirante a candidato a diputado a la Asamblea Nacional. En otra oportunidad te contaré lo maravillosamente bien que me sentí antes y después de esas elecciones internas.
Dices también que yo “asumiste que era un "escuálido" (tú), adjetivo con el que califican a aquellas personas de la oposición adeptas a sus respectivos bloques de poder, y yo, como muchos otros venezolanos no me identifico ni apoyo a ninguno”. No le des importancia. Créelo o no, escuálido es una palabra cariñosa; es algo parecido a la palabra musiú que no sé porque ofende a ciertos musiús (o será musiues el plural) que tienen al piel ultra sensible. Al contrario, fíjate, no digo que tú, pero ellos sí se ofenden y molestan pero, otra vez pero, ¡que gran contradicción!, a nosotros nos dicen horda, tierrúos, orilleros, marginales, esdentaos, chusma, lumpen según MEO (iniciales de Miguel Enrique Otero, heredero de El Nazi onal), y muchos otros epítetos de similar calibre y, ¿sabes cual es nuestra reacción? Creo que no aciertas. No les tiramos piedras, no los atacamos físicamente, no les hacemos nada. ¿Todavía no aciertas? Para salir de la charada, te lo diré vulgarmente: nos cagamos de la risa. Seguro vale, no nos sentimos ofendidos. Al contrario, nos dan lástima. Son ellos los que no tienen ojos para ver ni oídos para oír y…no saben lo que se pierden. Mientras ellos andan ofendidos, ofendiendo, amargados, con caras amarradas, derramando bilis; nosotros – créelo – cantamos y reímos. También, desde cualquier posición, desde cualquier trinchera de lucha, trabajamos por y con el pueblo…y…vamos avanzando.
Con respecto al otro blog, tienes toda la razón. Mi comentario incidental era sobre otra cosa pero, como siempre ocurre, salió otro tipo “asomao” – no tú – a meter a Chávez en el asunto. ¿Para qué y por qué? No lo sé. El Dr. Convit era ya famoso cuando Chávez nació. Creó la vacuna contra la lepra hace más o menos treinta a cuarenta años cuando Chávez ni soñaba con aparecer. Solo me referí a que los europeos (y los gringos también) siempre le niegan los méritos a los que no son europeos (o gringos) y eso no lo inventé yo, ni Chávez tampoco. Por eso le hice la pregunta: ¿Why implying Chávez? Sí lo dudas, por favor revísalo.
Por último, dices que estás dispuesto a debatir sobre estos temas. Perdona, pero yo no debato. Esto no se trata de un torneo medieval de caballería donde se busca, como sea, aplastar al contrario. Cuando quiera o como quieras, amistosamente conversamos sobre cualquier tema. Sí no sé o no me siento capaz, te lo diré con franqueza.
Para finalizar, por ahora, me gustaría saber si vives en Venezuela o en el exterior. Si afuera, ¿desde cuando?
Al igual que en el título, recibe un cariñoso y caluroso saludo bolivariano y revolucionario.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!
sábado, 21 de agosto de 2010
miércoles, 18 de agosto de 2010
Increíble pero absolutamente cierto
Al principio no le di importancia. Para que me entiendan les contaré una ridícula historia real. Es tan real que me acaba de suceder.
Accidentalmente entré a un blog en Internet en el cual se habla de asuntos estrictamente científicos. Por no dejar, se me ocurrió poner un comentario sobre el eterno egoísmo europeo sobre los logros científicos, académicos, etc. de gente no europea.
¿Saben que pasó? Se formó el berrinche. Bueno, en realidad no fue grande, sino que quienes intervinieron me cayeron encima menos uno que me dio la razón.
Lo increíble no es eso. Aparecieron los escuálidos hablando pestes de Chávez como si él tuviera algo que ver con eso. Uno de ellos echó chispas y debe ser porque dije que ellos son como los evangélicos. Estos no hablan de otra cosa que no sea la Biblia (y se les respeta) y los otros no hablan sino de Chávez (y no se les respeta, se les combate).
No sé como habrá reaccionado a mi último comentario en el cual lo invité a discutir en otra parte (invitado está a entrar en esta página) las cosas políticas; Chávez, Venezuela, las cosas de todos los días, los logros, la revolución y lo que quiera.
Bienvenido Miguel. Aquí si te recojo el guante. Y en idioma castellano, porsia.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!
Accidentalmente entré a un blog en Internet en el cual se habla de asuntos estrictamente científicos. Por no dejar, se me ocurrió poner un comentario sobre el eterno egoísmo europeo sobre los logros científicos, académicos, etc. de gente no europea.
¿Saben que pasó? Se formó el berrinche. Bueno, en realidad no fue grande, sino que quienes intervinieron me cayeron encima menos uno que me dio la razón.
Lo increíble no es eso. Aparecieron los escuálidos hablando pestes de Chávez como si él tuviera algo que ver con eso. Uno de ellos echó chispas y debe ser porque dije que ellos son como los evangélicos. Estos no hablan de otra cosa que no sea la Biblia (y se les respeta) y los otros no hablan sino de Chávez (y no se les respeta, se les combate).
No sé como habrá reaccionado a mi último comentario en el cual lo invité a discutir en otra parte (invitado está a entrar en esta página) las cosas políticas; Chávez, Venezuela, las cosas de todos los días, los logros, la revolución y lo que quiera.
Bienvenido Miguel. Aquí si te recojo el guante. Y en idioma castellano, porsia.
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miércoles, 11 de agosto de 2010
Esto fue y sigue siendo real – Parte 2
Durante más de cien años ha existido una familia en mi zona que es emblemática porque recoge en su seno y en sus actuaciones toda la basura que puede ser capaz de generar grupo humano alguno. Pero, eso sí, todo lo han hecho de la manera más honorable posible. Para empezar, entre ellos ha habido profesionales “destacados” de todo tipo: médicos, abogados, ingenieros, sacerdotes, militares y pare de contar. Sus actividades van desde gobernadores estado, ministros, senadores y diputados, pasando por otras categorías de “servidores públicos”; hacendados, industriales, dueños de establecimientos de “prestigio” como clínicas, laboratorios farmacéuticos y las correspondientes cadenas de farmacias, bancos, periódicos, emisoras de radio, ferreterías, almacenes agropecuarios y, también, pare de contar.
Eso sí, siempre se les consideró gente absolutamente impoluta, honrados a carta cabal, merecedores de toda clase de respeto y consideración. Entre sus grandes habilidades estuvo siempre la gran capacidad que han tenido para construirse esa fama. Recuerdo que, cuando era niño, mi madre se enorgullecía de haber sido operada de las amígdalas por el Dr. Fulano en la clínica de su mismo nombre, tomaba las medicinas producidas en los laboratorios del Dr. Fulano y, por supuesto, también las compraba en su farmacia.
Se les consideraba grandes benefactores de toda la zona, y más allá, porque sus haciendas y otras empresas “daban trabajo” a cientos de personas e, inclusive, cooperaban para superar ciertos problemas derivados de la pobreza porque, ocasionalmente, auxiliaban para uno que otro entierro y, por supuesto, eran también de los grandes mecenas de la Santa Apostólica Madre Iglesia. Toda fiesta religiosa contaba con su generoso patronazgo.
Entre sus propiedades más emblemáticas figuraban sus grandes extensiones de tierra y un central azucarero; pero, ¿cómo adquirieron esas tierras? Recientemente – tan solo recientemente cuando se puso en práctica la nueva Ley de Tierras – se “descubrió” que de sus 8.500 hectáreas solo habían adquirido legítimamente 18,5. El maestro Rómulo Gallegos sonreirá en su tumba al recordar que describió en Doña Bárbara los episodios de las cercas que caminan y los pobres campesinos que asesinan. ¿Y el central? Los manejos turbios vienen desde la década de los 50 del siglo pasado, cuando el gobierno creó la antigua CVF (Corporación Venezolana de Fomento para impulsar el desarrollo industrial del país) y les “prestó” dinero que, hasta la fecha, se las han arreglado para no pagar ni un céntimo a capital ni a intereses.
Las prácticas mafiosas, indecentes y deshonestas se han transmitido de generación en generación, así como también sus habilidades plañideras. Si apenas se les intenta tocar con el pétalo de una rosa, se rasgan las vestiduras cual vestales ofendidas y lloran y chillan cual magdalenas y, como es natural, se apoyan en sus propios medios de comunicación y en la solidaridad automática de sus conmilitones del Bloque de Prensa, SIP, Fedecámaras, similares, conexos y afines, para pregonar ante el mundo sus inmaculadas virtudes y la perversa maldad de quienes los señalan.
Antiguamente, ellos aparentaban sus virtudes y la gente se los creía porque no había forma de que se supiera la verdad. Como ahora es distinto, entre otras cosas, se apoyan en un descarado cinismo rayano en ofensa a la inteligencia del común. Son tantas las historias que se pueden contar de ellos, como los contubernios con los viejos gobiernos – naturalmente los distintos miembros de la familia militaban y medraban en los dos partidos del sistema y, por tanto, siempre estaba alguien enchufado – que siempre les apañaron sus múltiples desafueros, les dieron facilidades para llevar a cabo sus fechorías y encima les dieron – no fueron realmente préstamos porque nunca han pagado nada – abundante dinero de las arcas públicas para que afianzaran y expandieran sus dominios.
Ahora están casi desenmascarados. Solo se sabe, por ahora, lo que hay en la punta del primer hilo. ¿Qué se sabrá cuando se desenrede la madeja?
Pero, volviendo al descarado cinismo del cual hacen abundante gala, recientemente se les descalabró un banco – más que seguro adquirido por medios precisamente non sanctos - que, obviamente, desfalcaron porque se ROBARON el dinero de los depositantes; el gobierno lo intervino y de los fondos públicos resarció a los ahorristas que, estupidamente, además del su dinero, depositaron también su fe y su confianza en ellos; pues bien, al angelito que fungía como gran capitoste, ahora pretende nada menos que el pueblo lo elija diputado a la Asamblea Nacional – por la oposición, por supuesto - y exhibe su descarado rostro sonriente en grandes vallas publicitarias para pedir el voto. ¡¡¡¿Habrase visto mayor descaro?!!!
Algo podridita nuestra burguesía.
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Eso sí, siempre se les consideró gente absolutamente impoluta, honrados a carta cabal, merecedores de toda clase de respeto y consideración. Entre sus grandes habilidades estuvo siempre la gran capacidad que han tenido para construirse esa fama. Recuerdo que, cuando era niño, mi madre se enorgullecía de haber sido operada de las amígdalas por el Dr. Fulano en la clínica de su mismo nombre, tomaba las medicinas producidas en los laboratorios del Dr. Fulano y, por supuesto, también las compraba en su farmacia.
Se les consideraba grandes benefactores de toda la zona, y más allá, porque sus haciendas y otras empresas “daban trabajo” a cientos de personas e, inclusive, cooperaban para superar ciertos problemas derivados de la pobreza porque, ocasionalmente, auxiliaban para uno que otro entierro y, por supuesto, eran también de los grandes mecenas de la Santa Apostólica Madre Iglesia. Toda fiesta religiosa contaba con su generoso patronazgo.
Entre sus propiedades más emblemáticas figuraban sus grandes extensiones de tierra y un central azucarero; pero, ¿cómo adquirieron esas tierras? Recientemente – tan solo recientemente cuando se puso en práctica la nueva Ley de Tierras – se “descubrió” que de sus 8.500 hectáreas solo habían adquirido legítimamente 18,5. El maestro Rómulo Gallegos sonreirá en su tumba al recordar que describió en Doña Bárbara los episodios de las cercas que caminan y los pobres campesinos que asesinan. ¿Y el central? Los manejos turbios vienen desde la década de los 50 del siglo pasado, cuando el gobierno creó la antigua CVF (Corporación Venezolana de Fomento para impulsar el desarrollo industrial del país) y les “prestó” dinero que, hasta la fecha, se las han arreglado para no pagar ni un céntimo a capital ni a intereses.
Las prácticas mafiosas, indecentes y deshonestas se han transmitido de generación en generación, así como también sus habilidades plañideras. Si apenas se les intenta tocar con el pétalo de una rosa, se rasgan las vestiduras cual vestales ofendidas y lloran y chillan cual magdalenas y, como es natural, se apoyan en sus propios medios de comunicación y en la solidaridad automática de sus conmilitones del Bloque de Prensa, SIP, Fedecámaras, similares, conexos y afines, para pregonar ante el mundo sus inmaculadas virtudes y la perversa maldad de quienes los señalan.
Antiguamente, ellos aparentaban sus virtudes y la gente se los creía porque no había forma de que se supiera la verdad. Como ahora es distinto, entre otras cosas, se apoyan en un descarado cinismo rayano en ofensa a la inteligencia del común. Son tantas las historias que se pueden contar de ellos, como los contubernios con los viejos gobiernos – naturalmente los distintos miembros de la familia militaban y medraban en los dos partidos del sistema y, por tanto, siempre estaba alguien enchufado – que siempre les apañaron sus múltiples desafueros, les dieron facilidades para llevar a cabo sus fechorías y encima les dieron – no fueron realmente préstamos porque nunca han pagado nada – abundante dinero de las arcas públicas para que afianzaran y expandieran sus dominios.
Ahora están casi desenmascarados. Solo se sabe, por ahora, lo que hay en la punta del primer hilo. ¿Qué se sabrá cuando se desenrede la madeja?
Pero, volviendo al descarado cinismo del cual hacen abundante gala, recientemente se les descalabró un banco – más que seguro adquirido por medios precisamente non sanctos - que, obviamente, desfalcaron porque se ROBARON el dinero de los depositantes; el gobierno lo intervino y de los fondos públicos resarció a los ahorristas que, estupidamente, además del su dinero, depositaron también su fe y su confianza en ellos; pues bien, al angelito que fungía como gran capitoste, ahora pretende nada menos que el pueblo lo elija diputado a la Asamblea Nacional – por la oposición, por supuesto - y exhibe su descarado rostro sonriente en grandes vallas publicitarias para pedir el voto. ¡¡¡¿Habrase visto mayor descaro?!!!
Algo podridita nuestra burguesía.
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martes, 10 de agosto de 2010
Esto fue y sigue siendo real
Aclaratoria inicial
Prometí que redundaría sobre la podredumbre capitalista burguesa de Venezuela y, por extensión, de todas partes. Voy a relatar algo que me contaron. Esto me lo contó un hombre venerable que en esta época lleva a cuestas 92 años. Después de contarme, le pedí autorización para escribir la historia y para divulgar su nombre. Esa maravillosa humildad de la que hace gala, lo llevó a responderme así:
Publica lo que quieras. En cuanto a mi nombre, a esta edad no quiero andar de boca en boca pero; si alguien pone en duda cuanto te dije, tráelo aquí y confirmaré todo lo dicho. Eso sí, antes de publicar cualquier cosa, quiero verlo antes.
Dicho y hecho. Ahí va el cuento. De momento no sé cuantas cuartillas requerirá. Lo publicaré por entregas, si es el caso.
* * * * *
Desde niño me enseñaron a guardar sacramental respeto por todas las personas y así lo he hecho desde entonces. Agrego que eso es tan solo un principio porque, más tarde cuando crecí algo, agregué una condición: la persona debe merecerlo. Esa enseñanza tenía en sí una cierta distinción implícita ya que algunos, o algunas, como que merecieran más respeto que otros u otras. De alguna manera se incorporaba una categoría que separaba las más honorables de otras “algo” menos. Por extraño que pueda parecer, que casualidad, las “más” honorables eran siempre las pertenecientes a la burguesía, oligarquía, aristocracia o como se les quiera llamar; en fin, a los que tenían más plata, más posesiones, más títulos, más de cualquier cosa. Cuando niño nunca supe de ningún DON o ninguna DOÑA que fuera pobre. Lo más aproximado fue ÑO, ÑA ó DOÑITA pronunciado con cierto tonito despectivo.
Ah, olvidaba decirte que ese tratamiento distante y reverencial se extendía también a sacerdotes y en mayor grado a los obispos, mucho más distantes aún, que solo aparecían, como dicen los italianos, a cada muerte de papa. A nosotros nos enseñaron sólo a hablar bien de todos ellos; quiero decir, de la burguesía en general, como si fueran impolutos seres pertenecientes a un mundo aparte y debo decir también que esas personas actuaban con un cierto estilo diferente al de la mayoría de los mortales. Todos tenían y tienen aún una cierta conducta muy peculiar a la que se le nota por encima el desprecio y el asco que sienten por lo que ellos llaman el vulgo, la plebe; los orilleros, derivado del término de tiempos de la colonia “gente de orilla” y modernamente marginales, tierrúos, patenensuelo y muchas otras palabrejas despectivas. Así se acostumbró la gente del común a tratarlos y a dirigirse a ellos. Recuerdo cuando niño verlos pasar elegantes, “distinguidos” (debe ser porque se distinguían; esto es, se diferenciaban del resto por sus atavíos y por su manera de comportarse distantes) sobre hermosos caballos de paso fino llenos de jaeces; posteriormente en elegantes automóviles descapotables y modernamente en horrible armatostes forrados con vidrios negros. Antes, por lo menos, se les veía. Ahora han aumentado la distancia al punto que no quieren que se les vea, ni siquiera desde lejos. Recuerdo como muchos viandantes se quitaban el sombrero y saludaban reverentemente y esperaban solícitos que al menos les devolvieran una mueca, lo que no dejaba de ser una manifestación visible de la sumisión a que se habían acostumbrado a lo largo de siglos. Se ensañaba a la gente, desde niños, a una forma de respeto aparte hacia ellos. No se podían hacer críticas, observaciones, comentarios que no fueran benevolentes. Si a alguien se le ocurría decir algo supuestamente “indebido”, le saltaban enseguida inclusive prohibiéndole pensar. Eso no se dice de Don Fulano, eso ni siquiera se piensa.
Eran seres, yo diría, casi celestiales. Más elevados que los humanos del montón. Recuerdo que cuando me preparaba para hacer la primera comunión, el cura del pueblo seguramente creyéndose solo dio rienda suelta a sus flatulencias y yo lo oí y olí. Muerto de risa comenté al llegar a mi casa que el PADRE se había tirado unos peos. La reacción fue inmediata. Todas las mujeres casi me dijeron que los curas eran seres de otro mundo que no se tiraban peos. Es más, me prohibieron pensarlo. Niño, eso no se dice. Ni siquiera lo piense.
Desde luego, la honorabilidad se suponía de antemano. Todos eran honrados, pulcros, escrupulosos, inmaculados, respetuosos de las leyes y de los deberes. En resumen, seres especiales libres de cualquier ínfima cosa que se pudiera achacar al comportamiento normal de cualquier ser humano. Ah, y si alguno cometía algún desafuero, eso se excusaba de antemano con cualquier inverosímil excusa, como el caso del médico hacendado que, cuando se rascaba, llegaba en su caballo echando tiros a diestra y siniestra para divertirse e inclusive entraba a los botiquines con todo y caballo a romper botellas y mobiliario a tiros. Eso no era, para nada, malo. Al contrario lo celebraban como una proeza.
Continuará…
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!
Prometí que redundaría sobre la podredumbre capitalista burguesa de Venezuela y, por extensión, de todas partes. Voy a relatar algo que me contaron. Esto me lo contó un hombre venerable que en esta época lleva a cuestas 92 años. Después de contarme, le pedí autorización para escribir la historia y para divulgar su nombre. Esa maravillosa humildad de la que hace gala, lo llevó a responderme así:
Publica lo que quieras. En cuanto a mi nombre, a esta edad no quiero andar de boca en boca pero; si alguien pone en duda cuanto te dije, tráelo aquí y confirmaré todo lo dicho. Eso sí, antes de publicar cualquier cosa, quiero verlo antes.
Dicho y hecho. Ahí va el cuento. De momento no sé cuantas cuartillas requerirá. Lo publicaré por entregas, si es el caso.
* * * * *
Desde niño me enseñaron a guardar sacramental respeto por todas las personas y así lo he hecho desde entonces. Agrego que eso es tan solo un principio porque, más tarde cuando crecí algo, agregué una condición: la persona debe merecerlo. Esa enseñanza tenía en sí una cierta distinción implícita ya que algunos, o algunas, como que merecieran más respeto que otros u otras. De alguna manera se incorporaba una categoría que separaba las más honorables de otras “algo” menos. Por extraño que pueda parecer, que casualidad, las “más” honorables eran siempre las pertenecientes a la burguesía, oligarquía, aristocracia o como se les quiera llamar; en fin, a los que tenían más plata, más posesiones, más títulos, más de cualquier cosa. Cuando niño nunca supe de ningún DON o ninguna DOÑA que fuera pobre. Lo más aproximado fue ÑO, ÑA ó DOÑITA pronunciado con cierto tonito despectivo.
Ah, olvidaba decirte que ese tratamiento distante y reverencial se extendía también a sacerdotes y en mayor grado a los obispos, mucho más distantes aún, que solo aparecían, como dicen los italianos, a cada muerte de papa. A nosotros nos enseñaron sólo a hablar bien de todos ellos; quiero decir, de la burguesía en general, como si fueran impolutos seres pertenecientes a un mundo aparte y debo decir también que esas personas actuaban con un cierto estilo diferente al de la mayoría de los mortales. Todos tenían y tienen aún una cierta conducta muy peculiar a la que se le nota por encima el desprecio y el asco que sienten por lo que ellos llaman el vulgo, la plebe; los orilleros, derivado del término de tiempos de la colonia “gente de orilla” y modernamente marginales, tierrúos, patenensuelo y muchas otras palabrejas despectivas. Así se acostumbró la gente del común a tratarlos y a dirigirse a ellos. Recuerdo cuando niño verlos pasar elegantes, “distinguidos” (debe ser porque se distinguían; esto es, se diferenciaban del resto por sus atavíos y por su manera de comportarse distantes) sobre hermosos caballos de paso fino llenos de jaeces; posteriormente en elegantes automóviles descapotables y modernamente en horrible armatostes forrados con vidrios negros. Antes, por lo menos, se les veía. Ahora han aumentado la distancia al punto que no quieren que se les vea, ni siquiera desde lejos. Recuerdo como muchos viandantes se quitaban el sombrero y saludaban reverentemente y esperaban solícitos que al menos les devolvieran una mueca, lo que no dejaba de ser una manifestación visible de la sumisión a que se habían acostumbrado a lo largo de siglos. Se ensañaba a la gente, desde niños, a una forma de respeto aparte hacia ellos. No se podían hacer críticas, observaciones, comentarios que no fueran benevolentes. Si a alguien se le ocurría decir algo supuestamente “indebido”, le saltaban enseguida inclusive prohibiéndole pensar. Eso no se dice de Don Fulano, eso ni siquiera se piensa.
Eran seres, yo diría, casi celestiales. Más elevados que los humanos del montón. Recuerdo que cuando me preparaba para hacer la primera comunión, el cura del pueblo seguramente creyéndose solo dio rienda suelta a sus flatulencias y yo lo oí y olí. Muerto de risa comenté al llegar a mi casa que el PADRE se había tirado unos peos. La reacción fue inmediata. Todas las mujeres casi me dijeron que los curas eran seres de otro mundo que no se tiraban peos. Es más, me prohibieron pensarlo. Niño, eso no se dice. Ni siquiera lo piense.
Desde luego, la honorabilidad se suponía de antemano. Todos eran honrados, pulcros, escrupulosos, inmaculados, respetuosos de las leyes y de los deberes. En resumen, seres especiales libres de cualquier ínfima cosa que se pudiera achacar al comportamiento normal de cualquier ser humano. Ah, y si alguno cometía algún desafuero, eso se excusaba de antemano con cualquier inverosímil excusa, como el caso del médico hacendado que, cuando se rascaba, llegaba en su caballo echando tiros a diestra y siniestra para divertirse e inclusive entraba a los botiquines con todo y caballo a romper botellas y mobiliario a tiros. Eso no era, para nada, malo. Al contrario lo celebraban como una proeza.
Continuará…
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jueves, 5 de agosto de 2010
Un mes sin Internet, un mes sin escribir
Estuve sin Internet unos días. ¡Que razón tan prosaica! Me cortaron el servicio por no pagar. No me avergüenza confesarlo públicamente. Habrá unos cuantos que se rasgarán las vestiduras y harán comentarios ridículos, pero…a ellos también les pasa. Solo que no lo dicen. ¿Por qué no lo dicen, ni tan siquiera lo admiten? Si alguien se percata le dan las más extravagantes razones para justificarse. Cada uno piense lo que quiera y, si lo quiere compartir conmigo, bienvenido. Es posible que hablando tonterías pasemos un rato divertido.
Ahora el problema es que tengo un cúmulo de ideas y no sé por cual empezar. Son todas actuales y habrán perdido esa cualidad en poco tiempo. Que vaina es la velocidad con que van y vienen las noticias, el poco tiempo que permanecen vigentes y lo más rápido aún como se van, al punto que cuando las vamos a comentar, nadie se acuerda.
Hoy, 5 de agosto de 2010, supe dos cosas. El Prof. Vladimir Acosta en el programa Agenda Cultural que se transmite por VTV, canal 8 de Venezuela, me ilustró sobre algo desconocido para mí no obstante mi cacareado conocimiento de la Guerra Civil Española – prometo públicamente no cacarear más – y se trata del fusilamiento un día como hoy, en 1939, de 13 mujeres jóvenes, algunas menores de edad, episodio que se conoce como Las 13 Rosas Rojas.
Lo segundo fue que se ha formado un grupo, comité, asociación o lo que sea que propugna, en Caracas y el resto del país, acciones contra LA PODREDUMBRE CAPITALISTA.
Usted dirán, y con razón, que son dos cosas muy distintas que no hay por que mezclarlas. Yo digo que sí. ¿No me creen? Primero, déjenme decirlo y después me descalifican. Me divertiré lo mismo como si me dieran la razón.
¿Qué tienen ambas cosas en común? Sencillo. No hay que pensar mucho. No hay que devanarse los sesos. La historia de Las 13 Rosas Rojas permaneció oculta, por lo menos para mí, y la podredumbre capitalista también. Franco, los franquistas y sus cómplices de toda laya ocultaron y todavía ocultan la mayoría de sus acciones criminales y es necesario hurgar en profundidad para encontrar pocas pistas que nos conduzcan a la verdadera historia, que no es otra cosa que saber con frialdad lo que realmente ocurrió. Los capitalistas hacen todo lo posible para que nadie se entere de sus diarias cochinadas en todo el mundo – en todo el mundo, ojo – mientras nos presentan y nos remachan por todos los medios a su alcance, de los cuales por cierto ellos son los dueños, una edulcorada y florida imagen que Blanca Nieves, frente a ellos, parece una vulgar corrupta (aunque en el fondo creo que sí lo es y tengo mi teoría al respecto)
La diferencia estriba en el hecho que Franco se murió y su espíritu vaga por los espacios siderales. ¿No lo sabían? El diablo no lo quiso admitir. El mismo, personalmente, no puede ya causar más daño aunque sí su inmundo fantasma y los franquistas, similares, conexos y afines de todas partes; en cambio, mientras haya capitalistas SEGUIRAN JODIENDO A LA HUMANIDAD. El caudillo se fue, los capitalistas están aquí metidos hasta dentro de la poceta y seguirán quien sabe por cuanto tiempo más.
El grupo contra la podredumbre capitalista intenta sacar a la luz la porquería nauseabunda – no es redundancia – de los mafiosos de Venezuela, de sus socios y colaboradores de otras partes; en fin, de la entretejida madeja de complicidades a escala planetaria con las burguesías, también corruptas y podridas, con los gobiernos y con las instituciones internacionales que ellos mismos conformaron a la medida de sus torvos fines.
Dios proteja a esas empeñosas personas que intentarán destapar tantos pozos sépticos, fétidos, malolientes. Cuentan desde ya con mi solidaridad y apoyo. No faltarán sicarios baratos dispuestos a matarlos “por un puñado de dólares”. No faltarán traidores. Estos ya fueron formados y preparados por los capitalistas cuando les pervirtieron la mente a tantos. No faltarán grotescas campañas desinformativas tratando de descalificarlos y matarlos moralmente. ¿No lo creen? Recuerden el reciente caso del asesinato del recto, puro y valiente Fiscal Danilo Anderson. No les bastó con volarlo con C–4. También hicieron todo lo posible para asesinarlo moralmente.
Redundaré sobre el tema.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE - ¡VENCEREMOS!
Ahora el problema es que tengo un cúmulo de ideas y no sé por cual empezar. Son todas actuales y habrán perdido esa cualidad en poco tiempo. Que vaina es la velocidad con que van y vienen las noticias, el poco tiempo que permanecen vigentes y lo más rápido aún como se van, al punto que cuando las vamos a comentar, nadie se acuerda.
Hoy, 5 de agosto de 2010, supe dos cosas. El Prof. Vladimir Acosta en el programa Agenda Cultural que se transmite por VTV, canal 8 de Venezuela, me ilustró sobre algo desconocido para mí no obstante mi cacareado conocimiento de la Guerra Civil Española – prometo públicamente no cacarear más – y se trata del fusilamiento un día como hoy, en 1939, de 13 mujeres jóvenes, algunas menores de edad, episodio que se conoce como Las 13 Rosas Rojas.
Lo segundo fue que se ha formado un grupo, comité, asociación o lo que sea que propugna, en Caracas y el resto del país, acciones contra LA PODREDUMBRE CAPITALISTA.
Usted dirán, y con razón, que son dos cosas muy distintas que no hay por que mezclarlas. Yo digo que sí. ¿No me creen? Primero, déjenme decirlo y después me descalifican. Me divertiré lo mismo como si me dieran la razón.
¿Qué tienen ambas cosas en común? Sencillo. No hay que pensar mucho. No hay que devanarse los sesos. La historia de Las 13 Rosas Rojas permaneció oculta, por lo menos para mí, y la podredumbre capitalista también. Franco, los franquistas y sus cómplices de toda laya ocultaron y todavía ocultan la mayoría de sus acciones criminales y es necesario hurgar en profundidad para encontrar pocas pistas que nos conduzcan a la verdadera historia, que no es otra cosa que saber con frialdad lo que realmente ocurrió. Los capitalistas hacen todo lo posible para que nadie se entere de sus diarias cochinadas en todo el mundo – en todo el mundo, ojo – mientras nos presentan y nos remachan por todos los medios a su alcance, de los cuales por cierto ellos son los dueños, una edulcorada y florida imagen que Blanca Nieves, frente a ellos, parece una vulgar corrupta (aunque en el fondo creo que sí lo es y tengo mi teoría al respecto)
La diferencia estriba en el hecho que Franco se murió y su espíritu vaga por los espacios siderales. ¿No lo sabían? El diablo no lo quiso admitir. El mismo, personalmente, no puede ya causar más daño aunque sí su inmundo fantasma y los franquistas, similares, conexos y afines de todas partes; en cambio, mientras haya capitalistas SEGUIRAN JODIENDO A LA HUMANIDAD. El caudillo se fue, los capitalistas están aquí metidos hasta dentro de la poceta y seguirán quien sabe por cuanto tiempo más.
El grupo contra la podredumbre capitalista intenta sacar a la luz la porquería nauseabunda – no es redundancia – de los mafiosos de Venezuela, de sus socios y colaboradores de otras partes; en fin, de la entretejida madeja de complicidades a escala planetaria con las burguesías, también corruptas y podridas, con los gobiernos y con las instituciones internacionales que ellos mismos conformaron a la medida de sus torvos fines.
Dios proteja a esas empeñosas personas que intentarán destapar tantos pozos sépticos, fétidos, malolientes. Cuentan desde ya con mi solidaridad y apoyo. No faltarán sicarios baratos dispuestos a matarlos “por un puñado de dólares”. No faltarán traidores. Estos ya fueron formados y preparados por los capitalistas cuando les pervirtieron la mente a tantos. No faltarán grotescas campañas desinformativas tratando de descalificarlos y matarlos moralmente. ¿No lo creen? Recuerden el reciente caso del asesinato del recto, puro y valiente Fiscal Danilo Anderson. No les bastó con volarlo con C–4. También hicieron todo lo posible para asesinarlo moralmente.
Redundaré sobre el tema.
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