jueves, 19 de octubre de 2017

La guerra – Primera parte


Todos, o casi todos, tenemos la idea generalizada que en una guerra se enfrentan dos o más grupos con el propósito de destruir al o los adversarios a toda costa con los métodos e implementos mortíferos disponibles. Tal vez sea la influencia de las producciones bélicas de Hollywood en las que veíamos grupos de hombres armados, atrincherados o no, resistiendo los embates del enemigo y, a la vez, respondiéndoles con parecida ferocidad. Defensa y ataque. Disparos de todo tipo van y vienen. Unas veces protegiéndose y otras atreviéndose a devolver el fuego.

En la guerra que actualmente peleo hay pocos disparos reales de armas de fuego aunque, de hecho, los ha habido durante cuatro meses, los hay ahora de manera esporádica aunque en menor intensidad y ojalá no los haya en el futuro de la manera como nos acostumbró la cinematografía. En esta ya larga guerra actual la mayoría de los disparos no provienen de rifles, ametralladoras, cañones ni nada parecido. Tampoco tenemos que refugiarnos para protegernos de bombas o cohetes.

No estoy diciendo bobadas ni cosa parecida. Esta guerra es quizás más destructiva y atroz que esas a las que me he referido antes. No nos disparan, no nos cañonean, no nos lanzan bombas ni cohetes pero el daño que nos causan es quizás peor. El enemigo no lo tenemos claramente a la vista al punto que muchos, sumergidos en la batalla y dañados por sus efectos se niegan a aceptarla e, inclusive, también niegan su existencia.

Nos atacan desde diversos flancos de manera despiadada y el daño que ya han causado es enorme y sus consecuencias quien sabe cuanto tiempo durarán. De manera gráfica, a veces me imagino a mi mismo recibiendo simultaneamente cargas desde varias direcciones todos los días y a todas las horas. Los “disparos” vienen de diferentes maneras; desde varios flancos nos atacan una parte vital con el acaparamiento, la escasez, el condicionamiento ilegal de la venta y la especulación inmoral con los precios de la comida, las medicinas y otros productos vitales, que a veces sufren aumentos de más del 100% en pequeños lapsos de tiempo.

Otro flanco para el ataque es el saboteo a los servicios públicos. Cuanto saboteo al servicio eléctrico, al agua potable, el transporte público, las comunicaciones y otros que debemos soportar y nos causan estremecedores efectos.

Pero los certeros disparos no terminan allí. Debemos agregar necesariamente el incesante ataque alienante por parte de – valga la redundancia – los medios de alienación que jamás llamaré de comunicación porque no comunican nada. Ellos son responsables directos de muchas enfermedades psicológicas, la infofrenia y la disociación psicótica entre otras tantas patologías.

A lo anterior debemos agregar los ataques económicos y financieros al país que terminan incidiendo en la vida diaria de todos. Entre ellos hay que señalar los ataques a la moneda que provocan inflación inducida, la artificial restricción a la circulación de efectivo por parte de la banca que incluye la obstrucción deliberada al uso de cajeros automáticos, puntos de venta electrónicos y negativa a la entrega de efectivo, de nuestro dinero, en los cajeros de las agencias bancarias.

Por si no les bastara, ahora tenemos encima la espada de Damocles representada por la amenaza de los disparos reales, los cohetes y las bombas por parte de los gringos que están locos y no hayan como disimular sus ansias de robarnos nuestras riquezas naturales.

A veces me imagino a mi mismo como un combatiente solitario y desarmado, sin un lugar para guarecerme y protegerme, aguantando despiadados ataques desde todos los flancos por parte de fuerzas superiores casi a punto de rendirme por cansancio, hambre y frustraciones. ¿Cuantos venezolanos nos sentiremos simultanemente así? Pero, por otro lado, sé, estoy seguro que millones de venezolanos estoicamente seguiremos resistiendo, haciendo gala de nuestra genética guerrera que nos ha convertido en el pueblo que siempre ha vencido y seguirá venciendo todas las dificultades, fieles a la herencia de nuestros Libertadores.

(Continuará)


¡INDEPENDENCIA Y PATRIA SOCIALISTA! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
¡CHAVEZ VIVE Y VIVE! ¡LA PATRIA SIGUE Y SIGUE!