domingo, 29 de abril de 2012

No nos conocemos – Parte II


Insisto con el primer párrafo del anterior escrito. Los latinoamericanos hemos vivido de espaldas y no nos conocemos. Sabemos todo o casi todo de aquello que les ha interesado y les interesa a los centros imperiales. A cualquiera de nosotros le preguntan y responderá correctamente mucho sobre Nueva York, Londres, Paris y últimamente Miami; pero es bien poco o nada lo que puede decir sobre Guadalajara, Santiago de Cuba, Guatemala, Medellín, Guayaquil, Arequipa, Valparaíso, Belo Horizonte o Santiago del Estero.

Inútil decir que hablo de la generalidad y no de todas las honrosas excepciones.

Y no hablemos de nuestra historia. No tenemos idea sobre Hidalgo, Morelos, Juárez, Emiliano Zapata, Morazán, Martí, Maceo, Ricaurte, Camilo Torres, Calderón, Inanue, Santa Cruz, O´Higgins, Moreno, Rivadavia y otros miles.

Hay una incontrovertible realidad histórica y es que a Venezuela le ha correspondido la innegable gloria de haberse constituido en punta de lanza, bandera y vanguardia de la independencia americana; pero, poco saben nuestros compatriotas de la PATRIA GRANDE sobre el más universal de todos los venezolanos de todos los tiempos: FRANCISCO DE MIRANDA.

Brevemente, solo diré que le tocó participar activamente, de manera destacada, en las tres grandes revoluciones de su tiempo histórico: la Independencia de los EUA, la Revolución Francesa y la Independencia de las antiguas colonias antes españolas. ¿Sabías que su nombre está grabado en el Arco de Triunfo allá en París como héroe de la Revolución Francesa y alcanzó el grado de Mariscal?

Casi ningún colombiano o ecuatoriano sabe que su bandera, al igual que la venezolana con sus colores amarillo, azul y rojo, fue creada por Miranda. Casi nadie sabe que el nombre de Colombia es invento de Miranda y casi ningún latinoamericano sabe que el proyecto de Miranda, su COLOMBEIA, contemplaba la creación de una gran nación que se extendía desde la América del Norte hasta el Cabo de Hornos. Territorios que luego pasarían a formar parte de los EUA, Louisiana, Florida y todo lo que le robaron a México y de ahí hacia el sur, incluyendo todo el Caribe, hubieran llegado a ser parte de la PATRIA GRANDE, COLOMBEIA.

Luchó, sufrió y murió viejo prisionero de España, la cual lo persiguió por todo el mundo durante casi cuarenta años, pero sus banderas fueron recogidas por otros venezolanos y de otras partes quienes hicieron la epopeya que nos dejó una independencia trunca porque, a la muerte de Simón Bolívar, los imperios de turno nos colonizaron de nuevo contando para ello con el apoyo, ayuda, y participación activa de las serviles, lacayas y podridas oligarquías criollas.

(Continuará)

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  -  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!

viernes, 27 de abril de 2012

No nos conocemos – Parte I


Decir que nosotros los latinoamericanos hemos vivido de espaldas los unos a los otros y que no nos conocemos es un lugar común, una verdad de Perogrullo. Y lo peor es que lo hemos sabido, lo sabemos y bien poco hemos hecho para revertir esa triste y deplorable situación.

A lo largo del tiempo he sufrido el desaliento y la frustración que casi nadie en el mundo sabe de nosotros, excepto los deformados estereotipos implantados por la filmografía de Hollywood. Nos han hecho creer la deformada e irreal visión que presentan de los mejicanos como unos seres tarados y desnutridos que se la pasan durmiendo arropados con un xarape bajo un sombrero alón, que viven en un pobrísimo lugar desierto donde solo hay polvaredas y chamizas voladoras y que, además, están a la espera de un gringo elegante, fuerte, prepotente y machote que venga a redimirlos.

Según esos estereotipos, los argentinos lo único que hacen es bailar tango, los colombianos son todos despiadados guerrilleros terroristas y traficantes de drogas; los brasileños andan todo el año bebiendo cachaza disfrazados en un eterno carnaval. En resumen, todos somos feos y tarados, ninguno es “smart” pero en medio de todo hay una enorme contradicción porque ellos, los gringos y muchos europeos, donde quiera que llegan dan por sentado que los heladeros, barrenderos, choferes, al igual que todos los miembros del más bajo y despreciable estrato social sea perfectamente bilingüe, que hable su idioma, si es inglés mejor que un académico de Oxford y se comunique con ellos espléndidamente, sobretodo para obedecerles servilmente.

Una vez presencié el alborotado berrinche que armó un turista gringo porque un vendedor callejero de perros calientes no hablaba inglés. Por fin, ¿en qué quedamos? No me explicaré jamás como un presunto tarado analfabeta tiene que hablar perfectamente un idioma extranjero. Inútil decir que ellos no se rebajan a aprender aunque sean veinte palabras de ningún idioma cuando viajan como turistas o como “experimentados hombres de negocio”.

Al fin y al cabo me y nos importa un carajo lo que ellos digan, sientan, piensen u opinen sobre nosotros. Lo que sí me escuece es que entre nosotros mismos, los latinoamericanos, tenemos también esos estereotipos que nos han hecho tragar de cada uno de nosotros y así, estupidamente, nos creemos esas ficciones tan falaces.

(Continuará)

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